La insuficiencia venosa es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón. Esta falta de circulación provoca su acumulación en las piernas dando lugar a diferentes síntomas y problemas.
Los síntomas afectan al 30% de los adultos españoles, lo que significa que la padecen cerca de 15 millones de personas, de las cuales se estima que un 60% de los casos no está diagnosticado.
La insuficiencia venosa es más frecuente en mujeres a partir de los 35-40 años por una predisposición hormonal y su prevalencia aumenta con la edad y con los embarazos. No obstante, cada vez afecta a pacientes más jóvenes debido principalmente a su relación directa con el estilo de vida. Muchas veces es el paciente quien la infravalora ya que habitualmente no representa un problema grave para la salud. Sin embargo, esta patología puede reducir en gran medida la calidad de vida personal y laboral de las personas que la sufren y supone un problema sanitario de primera magnitud.
En caso de insuficiencia venosa, la consecuencia más frecuente es la aparición de varices, que son venas deformadas , dilatadas e inflamadas que se caracterizan porque no pueden establecer un retorno eficaz de la sangre debido a fallos en las válvulas venosas y que pueden apreciarse bajo la superficie de la piel. El tamaño va desde varices pequeñas que producen sensación de pesadez y cansancio de piernas y que ademas suponen un problema estético hasta las grandes que pueden llegar a manifestarse con dolores fuertes, úlceras y trombosis.
Existen algunos hábitos o consejos que, incorporados al día a día, pueden ayudar a aliviar los dolores y la sintomatología permitiendo llevar una vida más plena y saludable y ganando en calidad de vida.
La prevención es la clave, sigue los consejos de Óptimo y ¡ MUEVE LAS PIERNAS !
– ACTIVIDAD FÍSICA: este punto es esencial para mejorar la circulación en general, pero sobre todo de nuestras piernas porque el retorno venoso casi siempre va en contra de la gravedad y la musculatura juega un papel fundamental. La contracción muscular ayuda al sistema linfático y venoso en su labor de empuje de la sangre y la linfa hacia el sistema circulatorio central.
– FISIOTERAPIA: un especialista puede ayudarnos de forma manual a mejorar la situación, sobre todo en etapas más agudas o de mayor molestia para revertir la situación.
– CAMBIOS DE TEMPERATURA: podemos hacer uso de la CRIOTERAPIA en la que expondríamos la parte afectada a bajas temperaturas durante cortos periodos de tiempo. Otra opción son los baños de contraste, si queréis hacerlo en casa debéis triplicar el tiempo en agua caliente con respecto al tiempo en agua fría, por ejemplo 6 minutos en agua a unos 40º y 2 minuto en agua a 10º.
– DIETA EQUILIBRADA: no estar en nuestro peso o llevar una mala alimentación afecta perjudicialmente a nuestra circulación. El nutricionista puede darnos muchos consejos claves como llevar una dieta rica en fibra (frutas y verduras), así como reducir el consumo de sal para evitar una excesiva retención de líquidos.
– POSICIONES ESTÁTICAS: debemos evitar permanecer mucho tiempo parado de pie o sentado, si nuestro trabajo es propenso a ello tenemos que intentar dar paseos de al menos un par de minutos a cada hora para reactivar la circulación.
– HIDRATACIÓN: la mayor parte de nuestro cuerpo es agua y tenemos que tener un porcentaje de hidratación aceptable para que este funcione correctamente. Siempre depende del tipo de alimentación y de actividad pero la media para un adulto al cabo del día oscila entre 1,5 y 2
litros de agua.
– MODA: no se recomiendan las prendas muy ajustadas porque dificultan el retorno venoso. En cuanto al calzado podemos encontrar comodidad y beneficio en un zapato normal con un pequeño tacón de un par de centímetros pero según pasamos a tacones con una mayor altura estaremos potenciando la mala circulación.
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